NADIE SE DESPIDE EN WHITE, NI SIQUIERA LOS MUERTOS III (texto de Ana y Nico)
En esta cartografía narrada hay numerosos parientes. Mario habla de "parientes" incluso cuando el vínculo es remoto o difícil de establecer. "Ahora vamos a ir a Chinin, una piba, casada con hijos; al marido de esta chica, encontré la foto [de ella] tirada en el suelo, y le hablé; la hermana se casó con un primo mío..." Tal vez porque nació en una familia que era casi tan grande como un pueblo -"cuando mi viejo murió, mi madre tenia en la panza al número diecisiete"-, Mario necesita a todo Ingeniero White y a media Bahía Blanca para contar su propia historia. "¿Te acordás esa piba que vimos, que murió, que el marido... bueno, acá están los padres, muy amigos de mis suegros..."
La recorrida incluye también a sus compañeros del galpón de locomotoras. Visitamos al "gordo" Amadeo, al "sordo" Capella, a los "gringos" Colanieri y Di Cicco; a un tal Anselmi, que ganó la guita loca trabajando con el guinche, al Coco Arcidiacono, que fue jefe de chapería y a Blanco, que era estopero; a Camacho, Marcaccio, Altairo, Iriarte y Tortosa, a los maquinistas Cesari, Lopez y Aliatta, a las familias Cristini, Natali, Saralegui y Sarcou -todas ferroviarias-, a Morán, que trabajaba en Vías y Obras y su suegro, que era herrero... la lista sigue.